Grandes presas en la India: ¿Templos o cementerios?

Cmo medimos el progreso? En qu medida el progreso mejora la vida de los seres humanos? Quines se benefician de l y quines sufren sus consecuencias? Son preguntas bsicas que se plantean hoy cuando los estados-nacin y las grandes empresas se afanan en lo que, habitualmente, se conoce como proyectos de “desarrollo”. Uno de los ms controvertidos en los ltimos aos es un conjunto de ms de 3.000 presas en el Valle del ro Narmada en la India. Los funcionarios gubernamentales afirman que esas presas y un sistema extensivo de regados suministrarn electricidad y agua a zonas que sufren sequas en el pas, de manera que los tecncratas insisten en que funcionar.

Otras voces desafan esa retrica triunfal de la tecnologa y, en particular, el movimiento para salvar el Narmada ( Narmada Bachao Andolan). Alegando que el Gobierno exagera los beneficios e infravalora los costes, este movimiento que se basa en la no violencia, ha centrado su atencin desde mediados de los aos ochenta en el sufrimiento humano y en los daos medioambientales que producen las “grandes presas” que inundan enormes superficies y desplazan a centenares de miles de personas, la mayora campesinos y tribus adivasi [tribus originarias de la India, N.T.], mientras las promesas de reasentamiento y dotacin de medios de vida se ha demostrado que son falsas. Uno de esos embalses, Sardar Sarovar, puede desarraigar a un mnimo de medio milln de personas.

En agosto de 2004, Angana Chatterji form parte de una comisin independiente de tres miembros que se desplaz al Narmada para visitar aldeas y escuchar a ms de 1.400 personas. La comisin investig los incumplimientos en la poltica de reasentamientos e indemnizaciones relacionadas con Narmada Sagar, una de las presas del ro. Chatterji, N.C. Saxena (miembro del Consejo Consultivo Nacional del Gobierno indio), y Harsh Mander (exdirector de Action Aid India) presentarn su informe este otoo al Consejo Consultivo Nacional, presidido por la lder del Partido del Congreso, Sonia Ghandi.

Chatterji, nacida en Calcuta y profesora de antropologa en el California Institute of Integral Studies de San Francisco, califica la situacin de desesperada y cita las palabras de un campesino que resumen el grado de su desesperanza: ” Aqu no hay futuro; vivimos nuestros ltimos das luchando por la supervivencia. El Narmada nos daba la vida; ellos lo han vuelto contra nosotros”.

A pesar de los reveses, Chatterji no slo sigue en la lucha sino que intensifica su trabajo de defensa a travs de su colaboracin con el Narmada Bachao Andolan y con grupos como la International Rivers Network, con sede en EE.UU., de cuyo consejo de direccin forma parte. Chatterji es apasionada y tiene una lengua mordaz, posee la habilidad de poner en claro las cuestiones complejas, y de poner el dedo en la llaga. Aprovechando una muy conocida frase del primer ministro indio, Jawaharlal Nehru, Chatterji comienza nuestra conversacin diciendo: “Las presas no son los templos de la India, son nuestros cementerios”. En una entrevista mantenida en septiembre, explica por qu la lucha por el Narmada contina siendo crucial.

Robert Jensen: Antes de hablar sobre los aspectos especficos del proyecto Narmada, explquenos el contexto ms amplio. Qu est en juego?

Angana Chatterji: Los adivasi y los movimientos de campesinos rechazan asumir que el desarrollo justifique el exterminio cultural. Desde 1947, 4.300 grandes embalses han desplazado a ms de 42 millones de personas. Los adivasi constituyen alrededor del 8% de la poblacin de la India pero suponen el 40% de la gente desplazada. El historial de desarrollo irresponsable en la India ha puesto en peligro a sus gentes ms vulnerables. En la India se estn construyendo ms de mil embalses pero los 350 millones de ciudadanos ms pobres no tienen acceso ni a la comida, ni a la seguridad ni a la autodeterminacin. En la poca poscolonial, la promesa del progreso y de la libertad qued ligada al control tecnolgico y econmico del Estado, que proporciona una vida confortable a sus elites, pero los desheredados perciben ese desarrollo como una guerra contra ellos. Los sueos de los privilegiados se han conseguido a costa de sus medios de vida y de sus tierras.

En el Valle del Narmada se enfrentan formas distintas de levantar una nacin. La confrontacin con el desarrollo patrocinado por el Estado deja a los marginados sin voz en la toma de decisiones, mientras los anhelos locales de autogobierno y supervivencia, de respeto de las tradiciones y de la historia se echan por la borda. La pregunta fundamental sigue ah: De qu vidas se trata? Quin tiene derecho a vivir? La lucha por el Narmada nos lleva a preguntar: Es buena una nacin que se niega a proteger a todos su ciudadanos?

Empecemos con la cuestin del agua en la India. Los defensores de los grandes embalses afirman que son la nica posibilidad de suministrar el agua necesaria para ayudar a las regiones que se enfrentan a las sequas.

Las sequas son una dura realidad y la necesidad de agua es inmensa. La India precisa proveer de agua al campo, a las aldeas, a las ciudades e industrias durante todo el ao sin poner en peligro a unas comunidades para beneficiar a otras. Para ello es necesario disponer de tecnologas para la gestin del agua y de la energa que sean responsables medioambientalmente y eficaces en los costes. El trabajo sobre gestin de cuencas hidrogrficas de Rajender Singh es un ejemplo de acercamiento tico bioregional, y existen otras opciones. Su xito depender de que se acepte el saber tradicional, la participacin y la propiedad, y la capacidad del pas para garantizar los derechos de los pobres. El proyecto del Narmada se lleva a cabo exactamente en sentido contrario.

Puede exponer el alcance del proyecto?

El proyecto se abord por primera vez en el siglo XIX. El Plan de Desarrollo del Valle del Narmada, formulado a finales de los aos 80, estableci que el ro -de 1.312 Km. de longitud que discurre por los estados de Madhya Pradesh, Maharashtra y Gujarat- y sus afluentes seran el lugar donde emplazar 30 grandes presas, 135 medianas y 3.000 pequeos embalses que convertiran el ro en un triste encadenamiento de lagos, y devastara la vida y el sustento de 20 millones de campesinos y adivasi que consideran al Narmada su cuenca madre, y cuya subsistencia est unida a sus tierras, bosques y agua.

Entre esas muchas presas, una de las ms controvertidas es la de Sardar Sarovar. Por qu?

Sardar Sadovar es una de las dos gigantescas presas que se espera que rieguen 5 millones de acres de tierra [N. de la T.: poco ms de 2 millones de hectreas]; que generen 1.450 megawatios de energa y que suministren agua a 8.000 pueblos y 135 ciudades por medio del acueducto de Mahi en Gujarat. Como muchas otras afirmaciones del Gobierno indio, esos datos son muy discutibles. El embalse de Sardar Sadovar costar unos 10.000 millones de dlares, casi la mitad del presupuesto para regados de la India desde la independencia. El embalse, de 133 millas de largo [casi 214 km], inundar 91.000 acres de tierra [ms de 36.000 hectreas], de los cuales 28.000 [ms de 11.000 hectreas] de bosque, y la red de canales afectar a otros 200.000 acres [81.000 hectreas]. La presa desplazar a 200.000 personas -la mayora de forma forzosa-, y afectar a otras 200.000. Ms de un milln de vidas quedarn arruinadas si el proyecto sigue adelante. Alrededor del 56 % de los afectados sern gentes de la comunidad adivasi, las vctimas familiares del “progreso”.Slo en Madhya Pradesh viven 15 millones cuatrocientos mil adivasi, pertenecientes a unas 40 tribus.

En el Valle del Narmada, la gente se siente acorralada, desamparada, desmoralizada, desplazada y fuera de lugar. La violencia del desplazamiento sumerge a las personas en un mundo desconocido que no controlan. Cuando una cultura muere, la lengua, la memoria, la espiritualidad y la forma de ser y de cuidar de la naturaleza mueren con ella. Se espera que las culturas adivasi y campesinas del Valle del Narmada se extingan. Se espera que se desvanezcan entre las grietas de las chabolas de la ciudad o de las colonias de reasentamiento para convertirse -silenciosamente- en meras estadsticas. Incapaces de sacar adelante a sus familias, sus cosechas y sus medios de subsistencia, imposibilitados de mandar a sus hijos a la escuela, se ven imposibilitados para pensar en nada ms que en una resistencia honrada. Su compromiso es convertirse en la conciencia de un Estado claudicante.

Hubo un intento de limitar la altura de Sardar Sarovar Qu ocurri?

Ante un recurso presentado por el Narmada Bachao Andolan en 1995, el Tribunal Supremo de la India limit la altura de la presa a 80,3 metros. Desde 1999 el Tribunal ha permitido sucesivos aumentos de la altura, haciendo caso omiso de la sentencia del Tribunal de Conflictos del Agua del Narmada (Narmada Water Disputes Tribunal), que ordenaba que, seis meses antes de incrementar la altura de la presa, se entregase tierras en compensacin a las familias afectadas. Nada de eso ha sido ejecutado y los reasentamientos y compensaciones todava estn pendientes cuando la presa ha llegado a los 85 metros de altura. Los funcionarios en Nueva Delhi, Gujarat, Maharashtra y Madhya Pradesh han permanecido callados. El primer ministro de Gujarat, Narendra Modi, cmplice de la matanza de 2.000 musulmanes en su estado en el ao 2002, se ha servido del aparente “xito” de la presa para desviar la atencin de aquella masacre.

Hoy la presa ha alcanzado los 110,64 metros y, cuanto ms sube, el embalse crece en tamao y anega ms aldeas. El 9 de septiembre de 2004, la Autoridad de Control del Narmada (Narmada Control Authority) se reunin en Nueva Delhi para estudiar la posibilidad de que la presa alcance los 121 metros, aunque quizs el plan sea llegar a los 138 metros del proyecto original.

La India est empeada en la construccin de enormes embalses a pesar de que otros pases los estn abandonando. Mientras el Gobierno habla del “inters nacional”, la gente se vuelve a sus aldeas desde los lugares de reasentamiento, donde no encuentran medios de subsistencia ni servicios. Como reaccin, a principios de este mes, la polica quem las casas de los adivasi en la aldea de Vagdam (Gujarat), advirtiendo de que si otros intentaban regresar a sus hogares seran tratados con similar brutalidad.

El Banco Mundial facilit prstamos para el proyecto pero despus se retir. Desempea algn papel hoy?

S. En 1985, el Banco Mundial aprob 450 millones de dlares para el proyecto de Sardar Sarovar, y la construccin se inici en 1987. El Gobierno indio incumpli los trminos del prstamo y en junio de 1992 la Comisin Morse le acus de graves defectos en los reasentamientos y compensaciones as como en impacto medioambiental. Los activistas internacionales consiguieron que el Banco se retirara en 1993 y cancelara el abono de los 170 millones pendientes de prstamo.

El prstamo no se reembolsar hasta 2005, aunque los trminos de la concesin continan en vigencia. Los gestores del Banco no han supervisado el proyecto ni en sus aspectos medioambientales ni en sus condicionamientos sociales. El director del Banco Nacional de la India ha confirmado que, por regla general, el Banco Mundial no supervisa el desarrollo de los proyectos una vez que ha desembolsado el prstamo. Este planteamiento pasa por alto las condiciones de los reasentamientos y otras actuaciones que se suponen dirigidas a aliviar el impacto a largo plazo de los proyectos que financia el Banco Mundial. Al no asegurarse de que los fondos se utilizan de acuerdo con las condiciones del prstamo, el Banco elude su responsabilidad, e ignora su compromiso para mitigar la pobreza (ms informacin)

El Banco Mundial, por negligencia, ha respaldado la decisin del Gobierno indio de aumentar la altura de la presa. La aceptacin del Banco de los desplazamientos forzosos y de los inadecuados reasentamientos e indemnizaciones ha violado sus propias normas, as como los tratados internacionales sobre la garanta de los medios de vida y los derechos humanos de los pobres. El Banco mantiene su actitud arrogante- tal como demuestra un informe reciente de la International Rivers Network- y prev un desafiante retorno a la financiacin de proyectos de infraestructuras de alto riego que permiten a los gobiernos y grandes empresas dejar de lado a la sociedad civil en la toma de decisiones. (Vase)

En el mes de agosto, usted y otros comisionados visitaron algunas comunidades afectadas por la presa de Sagar. Qu vi?

La Narmada Sagar (oficialmente llamada Indira Sagar Pariyojana) es la segunda de las gigantescas presas, un proyecto con mltiples objetivos que se est construyendo desde hace dcadas. Nos reunimos con gentes de 10 pueblos, una ciudad y siete colonias de reasentamiento, y escuchamos los testimonios de terribles violaciones de los derechos humanos. Haba gente que proceda de Gulas, Abjera, Jabgaon, Nagpur…, lugares que ya slo existen en el registro de los poblados desaparecidos.

El embalse de Narmada Sagar se encuentra ro arriba por encima de Sardar Sarovar en la zona oriental de Nimar, en el Estado de Madhya Pradesh. Cuando se haya terminado, con sus 92 metros, a 262,19 metros sobre el nivel del mar, se convertir en la mayor reserva de agua de Asia, pero la presa no va a conseguir producir la electricidad prometida. Las cifras aqu tampoco cuadran: va a anegar 149 pueblos, a desplazar a 30.739 familias; destruir 91.349 hectreas de tierra (de las cuales, 41.444 de bosque) para regar 123.000 de las que una cuarta parte ya son de regado. La poltica de reasentamientos y compensaciones incluye una clusula que garantiza la entrega de tierra por las tierras perdidas pero, incluso en su actual e inadecuada forma, esas previsiones son sistemticamente incumplidas.

Puede contarnos algo ms sobre la gente que est siendo desplazada?

En los ltimos meses, las excavadoras han arrasado casas en el distrito de Khandwa, y los enseres de la gente fueron arrastrados y daados. La polica acampa y manda en los reasentamientos aterrorizando a los ciudadanos. Los activistas nos han contado que, si protestan, la polica los maltrata y amenaza a sus familias. Un residente, Atma Ram, nos dijo: ” Para el Gobierno somos slo basura y la basura no se recupera, se la entierra. Se est enterrando nuestra ciudad y nuestras almas. Hemos recurrido al Gobierno, a los tribunales, al pas entero. Nuestras peticiones se desechan y se deja que nos pudramos”.

La ciudad de Harsud fue destruida el 1 de julio de 2004. Sunder Bai, una mujer anciana, nos cont: “Los guardias se plantaron aqu y me ordenaron que derribara mi casa. Sent como si me rompieran los huesos”. Muchos habitantes de Harsud no se fueron en la creencia de que la ciudad no sera inundada hasta que pasara un ao o dos. Las autoridades acusan a la gente de oponerse a su propia rehabilitacin, pero Laloo Bi, en cuya casa me aloj, deca: “Adnde vamos a ir? Hemos vivido aqu desde hace generaciones. Aqu, soy alguien. Cuando ocurre algo, los dems vienen a acompaarnos. En otro lugar, no somos nada”.

Harsud est vaca en parte, y habitada en otra. Desde la casa de Bhai pude ver el patio del vecino, un montn de ladrillos, mezclados con restos de vida: el juguete de un nio, un trozo de un sari de brillantes colores, un marco de ventana pintado, cosas que tuvieron un significado y que yacen sin vida entre las ruinas de una ciudad de 700 aos de antigedad.

As que no se trata slo de un asunto de compensaciones por la prdida de casas y tierras?

La lucha para obligar al Gobierno a cumplir con sus obligaciones de reasentar a la gente es importante. La sentencia del Tribunal sobre Conflictos del Agua exige que el Gobierno facilite un mnimo de 2 hectreas de tierras de regado a todos aquellos que posean tierras, y compensacin econmica a los dems. Pero no ha sido as ni en las 85 aldeas anegadas en los aos 2002-2003, ni en las 32 que se espera que sean inundadas este ao. La construccin de las 16 compuertas pendientes debe detenerse hasta que las 132 aldeas que van a ser sumergidas sean rehabilitadas. Las compensaciones econmicas en efectivo -40.000 rupias para las tierras de secano y 60.000 para las de regado- son insuficientes para comprar nuevas tierras y la gente, a menudo, no ha recibido la suma convenida. Debido a la falta de puestos de trabajo, el dinero se escapa rpidamente y deja a la gente en la indigencia, por lo que tienen que recurrir a prestamistas desalmados, y al alcohol.

A los sin tierra no se les facilita tierra de labor; el desplazamiento les deja empobrecidos y sin acceso a medios de subsistencia. A los jornaleros no se les ofrece trabajo. Los emigrantes temporales no son tenidos en cuenta en las previsiones de indemnizacin. En muchos casos, la gente tiene que esperar a que lleguen las compensaciones econmicas, mientras otros no pueden acceder a su dinero incluso cuando ya ha sido enviado a los bancos. Las mujeres no estn inscritas como copropietarias para recibir tierras. Se excluye a las viudas y divorciadas que han presentado recursos ante el Tribunal Supremo de Madhya Pradesh. La tierra anegada de propiedad pblica (como los bosques) no ha sido valorada como fuente de recursos para los habitantes de la zona a quienes proporcionaban pasto para el ganado, frutas, lea y otros alimentos.

La violencia cotidiana es difcil de explicar, ya que el maltrato del Estado a los pobres se intensifica segn la jerarqua de las castas, tribus, religin y gnero. En el ncleo de la resistencia se encuentra el deseo de conservar una forma de vida. El 28 de septiembre de 1989, yo estaba en Harsud durante la manifestacin de 30.000 personas, mientras la ciudad repeta “Nadie se mover; la presa no se construir”. Aquel grito reverberaba por todo el Valle del Narmada mientras una aldea tras otra se una a la resistencia. Este verano, lo que vi en Harsud fue la destruccin de vidas y de futuro, sin consentimiento.

Cmo son los reasentamientos?

Chanera, uno de los reasentamientos, es una hilera de casas en una zona desierta, que parece un complejo carcelario, un campo de refugiados. No hay agua, ni electricidad, ni pavimentacin, alcantarillado, tiendas o servicios sanitarios. Existe una escuela provisional que no tiene maestros. Algunas casas ya se han venido abajo. Es un refugio provisional, construido con finas lminas de latn y telas en lugar de paredes, que amenaza con desmoronarse en la poca de lluvias. Conoc a una joven cuyo marido haba muerto atrapado en los cables elctricos que discurren al aire libre en paralelo a su casa. Ha quedado sola para cuidar de sus hijos, y las autoridades se niegan a asumir ninguna responsabilidad por esa muerte. En esta “nueva Harshud” no hay trabajo. La gente rica se ha ido a lugares lejanos, como Indore, Gwalio, Bhopal, Udaipur. El poblado de reasentamiento est habitado bsicamente por desheredados, lo que facilita a las autoridades despreocuparse de sus problemas.

Una mujer con tres hijos nos deca: “Qu voy a hacer? He recibido 25.000 rupias pero no me han dado tierras. Me han obligado a abandonar Harsud y a mis hijos adultos los han considerado menores, a pesar de que tienen 23 y 25 aos, por lo que no han recibido ni tierras ni dinero. Present a las autoridades sus cartillas de racionamiento, sus documentos electorales, pero no me hicieron caso. Estoy sola, mi marido se march hace mucho tiempo. Cmo voy a sobrevivir? Yo era una asalariada, en Harsud pagaba 300 rupias de alquiler, aqu tengo que pagar 700, as que tengo que recurrir al dinero de la indemnizacin para vivir y se acabar pronto. Y, despus, qu?”

Lo ocurrido con Harsud es algo excepcional?

Las aldeas de los alrededores han quedado devastadas tambin. En Barud, la mitad del pueblo se espera que se hunda durante el prximo monzn, y el resto ha quedado destrozado por la lnea de ferrocarril que se ha cambiado antes de quedar sumergida. La mitad de sus habitantes ha sido obligada a marchar, y muchos otros lo han hecho por miedo. Nos detuvimos en Bangarda y visitamos a un hombre cuya casa haba sido demolida, hirindole y dejndole postrado en cama. Otra mujer nos confes que pensaba en suicidarse. Un anciano adivasi nos dijo: No tengo tierras, pero ellos afirman que no son responsables. Mis hijos estn lejos, mi mujer ha muerto, soy viejo y muy pobre. Ellos no me han dado nada.”. Son demasiados los rostros en los que est grabada la indignacin y la tristeza, y que repiten las palabras de Parbati Bai: ” Aqu no hay futuro; estamos viviendo nuestros ltimos das obsesionados en sobrevivir. El Narmada nos daba la vida; ellos lo han convertido en nuestro enemigo”.

Los sueos nacionales y el capital mundial han ocasionado un sufrimiento increble y destruido no slo la vida humana, no slo una parte de nuestro patrimonio cultural, sino tambin el patrimonio natural del Valle. Es cruel y criminal. Nos dirigimos a Purni, a partir del cual la tierra ha sido anegada por una infinita extensin de aguas sombras. Narmada Sagar ejemplifica la violencia de la forma de hacer una nacin en la India de hoy: una demonaca y deliberada prisa para establecer un futuro homogneo e insostenible. En eso consiste el genocidio cultural.

Se ha disuelto el movimiento que se opone a esos proyectos de presas?

No. El Narmada Bachao Andolan contina movilizando a la gente para la disidencia. La gente de Narmada y los activistas aliados asumen la lucha en su diversidad. Su trabajo es difcil de comprender para la mayora de nosotros. En 1991, Medha Patkar llev a cabo 21 das de ayuno. El ao 2002, en Maan -una de las 30 grandes presas- cuatro activistas hicieron una huelga de hambre de 29 das. En Sardar Sadovar, Mehda y otros activistas continan su resistencia incansable. En Narmada Sagar, Chittaroopa Palit y Alok Agarwal van de un pueblo devastado a otro, da tras da, para tratar de extender la lucha. Se trata de un compromiso ineludible con la justicia, de exigir responsabilidades al Estado. Chittaroopa pone el nfasis en que el derecho a la vida se encuentra ntimamente unido al derecho a la tierra, a la supervivencia de las formas de cultivo, al derecho al agua, a la alimentacin y a la vivienda. La tierra es fundamental para que esas culturas pervivan.

En el Valle se viven momentos desesperados pero ello testimonia el fracaso del Estado, no del movimiento. Cuando dejamos Khandwa, el eco de las voces -” Todos somos uno, hay que seguir viviendo, hay que continuar la lucha”- nos segua. La resistencia sigue viva. Como en cualquier otra lucha contra el poder institucionalizado, no existe una solucin rpida.

Qu puede hacer la gente?

Visitar el Valle si tienen la posibilidad de hacerlo. Solidarizarse. Protestar si su ciudad ha invertido en bonos del Banco Mundial. Los Amigos del Ro Narmada y la Asociacin para el Desarrollo de la India divulgan las actuaciones que podemos realizar.

Qu le dira a la gente que se pregunta las razones para seguir teniendo esperanza?

El Estado indio acta impunemente al reemplazar e institucionalizar las injusticias del imperialismo britnico colonial. Las situaciones de desigualdad provocan el sufrimiento social en la India entera, y repercuten de forma desproporcionada en las mujeres, los adivasi y los grupos privados del derecho al voto por el sistema de castas. Ante esto, cmo mantener la esperanza? Pues porque debemos mantenerla. La lucha por la justicia en el mundo -en la que estamos todos- es el nico medio de conseguir la igualdad. La libertad es algo que se debe desarrollar, algo por lo que trabajar.

Robert Jensen es profesor de periodismo en la Universidad de Texas, en Austin, y autor de “Ciudadanos del Imperio: la lucha por la reivindicacin de nuestra humanidad”.