Montevideo, 2 de octubre de 2008
El lunes 6 de octubre se conmemora el Día mundial de los sin techo, día en el que todos y todas harán balances de lo que han hecho, otros de lo que falta. Los de siempre compararan lo que hicieron en un gobierno y otro. Unos hablaran de cantidad, otros de calidad, así como no faltaran los oficialistas optimistas full tima que solo aludirán a que bajó la pobreza, evitando hablar en donde viven los pobres, en que condiciones y por cuanto tiempo mas.
Casi todos referirán a los efectos y no a las causas; culparan a las herencias recibidas de poca y mala inversión, que fueron causas; pero no afirmaran claramente que la falta de inversión en estos últimos 4 años profundizó el déficit habitacional, aumentando la segregación y ruptura del tejido social con la emigración de la ciudad a la periferia, o sea, en la pelea y lucha por el uso de la ciudad; la falta de oferta hace subir los alquileres y los de abajo con sueldos flacos los obligan a desplazarse y alojarse en viviendas de emergencia social (asentamientos o pensiones) por la esencialidad de equilibrar ingresos con egresos, sueldos vs. alquileres.
En este día debemos condenar al PEA (Plan Estratégico de Asistencia) del Banco Mundial, que condiciono para estos 5 años de gobierno la no inversión en vivienda.
Si, el éxito macro económico no incluía la vivienda, esta permaneció aplazada y a la intemperie sin contemplación, a pesar de la mayor recaudación por todo concepto, la obediencia debida pudo más.
Los espacios fiscales la excluyeron, el producto bruto intransigente – Dios Mercado – recogió la mejor inversión del paraíso fiscal para lavar activos y como magos, traducirlos en ladrillos ante la especulación financiera mundial.
Unos muchos y otros mas; el árbol se lo conoce por su fruto y corren tiempos donde creen algunos que la fruta se acaba en la cáscara.
Un ladrillo, mas otro ladrillo y mas ladrillos conforman una pared, la suma de estas terminara conformando una casa y la suma de varias de estas hacen realidad una ciudad, pero no forman ciudadanía. Esta se forma y desarrolla en paralelo, construir ciudad y ciudadanía se logra mediante valores asociativos, como la ayuda mutua combinados con recursos legítimos para vivienda digna, y no regularizando pobreza, usando a los últimos como recurso de mano de obra barata.
Quienes reclaman seguridad, reclaman usar la ciudad, poder respirarla sin rostros de dolor y frustración, manifiestan y hablan cada vez mas detrás de rejas, reclamando más de ellas, confirmando que “según vive el hombre así piensa”
En horas de debates sobre futuros gobernantes, decimos que solo los árboles que dan frutos reciben piedras y en gobiernos de hipocresía priman y premian números, por ello desde la creación del Ministerio de Vivienda (1992), se construyeron 100.000 viviendas de las cuales 5.000 fueron para nuestra propuesta de ayuda mutua.
Saque conclusiones, construyeron alojamiento y no hábitat, lugares donde meterse y refugiarse pero no lugares para habitar y convivir.
Daniel De Souza
Secretario General FUCVAM