Una conversación colectiva sobre el derecho a la vivienda: Mirando hacia atrás, mirando al futuro

La actividad reunió a comunidades de práctica que convergen en la defensa y producción del “derecho a la vivienda”  como “derecho a la vida”.

El lema de este año para el Día Mundial del Hábitat fue Vivienda para todos-as: un mejor futuro “urbano”, un tema que se hace eco de los ODS de la ONU y de la Nueva Agenda Urbana para no dejar a nadie atrás. Sin embargo, el COVID-19 nos muestra que muchos-as se están quedando atrás. Si bien el COVID-19 se considera principalmente una emergencia sanitaria y económica, el derecho a la vivienda y a los servicios relacionados con la misma desempeña un papel fundamental en la forma en que podemos responder colectivamente a la pandemia.

El derecho a una vivienda adecuada se ha convertido en un elemento clave de la agenda de derechos humanos, teniendo en cuenta la creciente financiarización de la vivienda que ha agravado la precariedad, la intersección entre el cambio climático y el derecho a la vivienda, y en el centro de la actual pandemia que ha puesto de relieve las desigualdades preexistentes y el papel esencial de la vivienda en la forma en que podemos reaccionar colectivamente.

La actividad “Derecho a la vivienda: Mirando al pasado, mirando al futuro” fue organizada por DPU en colaboración con la Habitat International Coalition (HIC), International Institute for Environment and Development (IIED) y Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU) y tuvo lugar el 9 de octubre de 2020.

En la reunión en línea se prestó especial atención a la necesidad de entablar un diálogo entre una amplia gama de interesados-as que convergen hacia la defensa y la producción del “derecho a la vivienda” como “derecho a la vida”. Este dinámico debate comenzó en un momento importante, en el corazón de nuestras luchas, cada vez más amenazadas por viejos y nuevos instrumentos de desalojos, desplazamientos y despojos masivos, y en el corazón de la actual pandemia.

Aprender sobre la importancia de alianzas fuertes

El debate fue introducido por Adriana Allen, Presidenta de Habitat International Coalition, quien sostuvo que un tema clave es “cómo apoyar, profundizar y ampliar las medidas para proteger el derecho a la vivienda más allá de la pandemia”. Expresó la necesidad de aprender de las múltiples formas de activar el derecho a la vivienda que se han observado en los últimos años en diferentes contextos, para luchar contra el sin-hogarismo, pero también para poner fin a los desalojos, un aprendizaje colectivo que debe utilizarse “para incrementar esas medidas”.

Emilia Saiz, Secretaria General de CGLU, abrió y moderó el primer panel sobre la pregunta: ¿Qué ha cambiado en nuestra forma de abordar el derecho a la vivienda? La Secretaria General de un movimiento centenario de gobiernos locales y regionales explicó que el nivel de gobierno más cercano al terreno es un aliado esencial para las soluciones de defensa del derecho a la vivienda. Transmitió un mensaje de la red global: “La vivienda es una piedra angular esencial para la futura agenda de las CGLU, a partir del COVID-19”. Emilia declaró que debemos centrarnos en lo que está cambiando en la historia: “se percibe la crisis de la vivienda como una crisis financiera, no como una perspectiva de derechos humanos y justicia”.

Raquel Rolnik, ex Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre Vivienda Adecuada, destacó “el surgimiento de una nueva ola y de una nueva generación de movimientos en favor de la vivienda en lugares donde no existían en los últimos decenios”, y menciono particularmente la aparición de esos movimientos en respuesta a la crisis de la vivienda en varios países de Europa y en los Estados Unidos.

Ruth McLeod, de DPU y ex Directora Ejecutiva de Homeless International, describió la forma en que Homeless International trabajaba en la financiación de la tierra mediante iniciativas de la sociedad civil, pero con temas de ampliación, no sólo de movilización de personas. Sostuvo que “los procesos, mecanismos y técnicas de acceso a la tierra son muy importantes” para poner todo en marcha para crear una intervención a gran escala.

La conversación continuó con la intervención de Diana Mitlin, de IIED, quien explicó dos principales tendencias: el cambio de lenguaje “que se aleja del enfoque de los derechos para centrarse en la justicia” vinculado a un problema de falta de escala y la frustración de los movimientos sociales cuando caen en la trampa de pedir un cambio pero obtienen sólo una reforma superficial. La segunda tendencia descrita por Diana es la respuesta de los gobiernos a las oportunidades de vivienda. En este sentido, según ella, “el enfoque no ha ido lo suficientemente lejos como para cuestionar la asequibilidad financiera y cubrir todas las soluciones en el marco de la necesidad de vivienda”.

Arif Hasan, de Orangi Pilot Project and Urban Resource Centre del Pakistán, presentó una reflexión sobre la necesidad de crear coaliciones para influir en la formulación de políticas. Si bien el mercado domina casi en todas partes, el derecho a la vivienda no forma parte de la política a escala global “Los proyectos también siguen siendo locales, en algunos distritos, en lugar de aplicarse a nivel nacional o internacional”.

Mirando hacia el futuro: ¿cómo evolucionan nuestras respuestas?

La primera parte del segundo panel fue moderada por Barbara Lipietz de DPU, quien pidió a los-as panelistas que identificaran las principales tácticas que han resultado eficaces para reclamar el derecho a la vivienda, con el fin de reflexionar sobre la convergencia de las respuestas hacia el avance del derecho a la vivienda.

El empoderamiento de las comunidades de las zonas urbanas y rurales y la sensibilización sobre sus derechos a la tierra y a la vivienda es una de las principales tácticas de Zimbabwe Land Rights Movement, dijo Hilary Zhou. Añadió que, a nivel de incidencia, la organización en Zimbabue compromete a varios órganos estatales, incluidos el poder legislativo, el parlamento y los ministerios de tierras, para que aboguen por los derechos a la vivienda y a la tierra. Otra táctica es utilizar los medios de comunicación para difundir noticias y participar en la recolección los datos colectivos sobre violaciones del derecho a la vivienda.

En el Camerún, Daniel Nonze explicó la estrategia de la Association des Amoureux du Livre pour le Développement Local, que, junto con las comunidades, se centra en la movilización y la capacitación y en la documentación sobre los desalojos forzosos a fin de reunir información precisa y cartografiar los casos de manera participativa. Daniel Nonze también mencionó el trabajo con las comunidades para comprender y defender sus derechos y poder reclamarlos.

La intervención de Paco Morote, portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca en España, destacó su importante labor de lobby para potenciar a las víctimas de los desalojos, acompañarlas colectivamente y detener los desalojos forzosos cuando sea necesario. Otra parte fundamental de las tácticas de la plataforma es presionar a los-as políticos-as, dando visibilidad al movimiento y a los problemas existentes para que la gente se identifique con ellos. Además, promover cambios en la legislación vigente para garantizar el derecho a la vivienda forma parte de su estrategia, con el ejemplo exitoso de la Ley 24/2015 en Cataluña.

La conversación también se centró en el punto de vista de los gobiernos locales, el enfoque del Ayuntamiento de Barcelona en materia de Vivienda explicado por Eduard Cabré, Consultor de Relaciones Internacionales del Departamento de Vivienda de Barcelona. Las tácticas de la ciudad incluyen la presión sobre los gobiernos nacionales para que garanticen los derechos humanos, la lucha crucial contra los desalojos forzosos y por el control de los alquileres, y las soluciones piloto de coproducción entre los gobiernos y los grupos de la sociedad civil. A largo plazo, la ciudad planea elevar la vivienda al nivel de educación y salud dentro del estado de bienestar, así como fortalecer la coproducción de viviendas (producción social, cooperativas de vivienda pública, entre otras).

Lorena Zárate, de la Plataforma Global por el Derecho a la Ciudad, ex Presidenta de HIC, resumió las principales ideas debatidas en este panel destacando que en los últimos 20 años se han producido muchos cambios muy acelerados, y ahora, más que nunca, las estrategias utilizadas por los movimientos sociales deben combinarse efectivamente “con la movilización de la opinión pública, la sensibilización y la formación importante, incluso en el seno de las instituciones”. Lorena dijo que el papel del sector público debe fortalecerse de manera participativa e inclusiva. Según Lorena, se trata de un discurso de los actores políticos y públicos que deben comprometerse más, debido al mantra neoliberal. “Esto necesita ser cambiado urgentemente. El público necesita ser re-imaginado”

Organizaciones y personas que producen los derechos de vivienda

Yolande Hendler, Secretaria General de HIC, moderó el último subpanel que se dedicó a los desafíos que enfrentan los movimientos y organizaciones sociales en sus prácticas y cómo esto impacta la capacidad de realizar el derecho a la vivienda.

Rose Molokoane, de Slum Dwellers International, argumentó que “no podemos hacer nada si no cuidamos a los-as demás y nos apoyamos mutuamente”. En este sentido, explicó cómo las conexiones, las redes y los programas de intercambio utilizados se han convertido en una herramienta muy poderosa para ayudar y aprender unos-as de otros-as y descubrir diferentes ejes de acción.

Entre las prácticas destacadas por Sonia Fadrigo en nombre de Housing Coalition for Housing Rights (ACHR) de Filipinas, figura la importancia de organizarse para tener una sola voz y reunir información, lo que les ha ayudado a obtener el reconocimiento del gobierno y a utilizar la valiosa información recolectada para su participación en el diseño de viviendas y ciudades.

La Producción Social del Habitat, una estrategia a largo plazo, fue explicada por Silvia Emanuelli de HIC Latinoamérica. Silvia argumentó que la Producción Social se propone como un producto viable y alternativo al mercado de la vivienda, que contempla la participación de los-as habitantes, una oportunidad para construir comunidad y para centrarse en la producción colectiva, que a menudo, es la única manera de cambiar las cosas.

La última panelista, Léa Oswald d’Urbamonde, explicó el modelo de cooperativa de vivienda. Para Urbamonde, “las cooperativas son el principal modelo de vivienda cooperativa que ha demostrado ser muy seguro y eficaz y puede adaptarse a diferentes contextos y necesidades”. Este modelo incluye la ayuda mutua, lo que significa que las comunidades participan en proyectos de construcción, edificando comunidades más fuertes, incluyendo la educación y la formación a través de las escuelas cooperativas.

La síntesis del segundo subgrupo estuvo a cargo de Alexandre Apsan Frediani de IIED quien subrayó la necesidad de reconocer los diversos procesos colectivos de producción de viviendas como mecanismo para promover el derecho a una vivienda adecuada. También llamó a revitalizar los esfuerzos pasados y las iniciativas de política y planificación para apoyar los procesos dirigidos por la comunidad, ya que son esenciales para garantizar el derecho a la vivienda en el futuro.

¿Cúales son los siguientes pasos?

En su intervención de clausura, Adriana Allen subrayó la necesidad de continuar este debate, haciendo hincapié en la importancia de la fuerza de las alianzas como un aspecto esencial para aprender del pasado y avanzar para demostrar la consolidación y el surgimiento de múltiples formas de activación de los derechos de vivienda como derechos reales.