En ocasión del Día Mundial del Hábitat 2004: “Ciudades motoras del desarrollo rural”

La celebración de este 4 de octubre del 2004 marca una nueva actuación pendular de los organismos internacionales, por considerar ahora a las ciudades como “motores del desarrollo rural”. Como HIC lo denuncia desde hace años, la ciudad más bien es la “máquina succionadora de población rural y de sus excedentes económicos”; más que motor, es el asiento de intereses económicos y políticos. Para la gente del campo, la ciudad representa empobrecimiento, expoliación y expropiación de recursos naturales, y pérdidas de riquezas milenarias; es causa de la migración masiva. A menudo, la llegada de caminos y la interacción con el mundo desarrollado han significado despojo de tierras y de medios de subsistencia, destrucción de culturas e instituciones tradicionales; muchas veces, la negación de los derechos humanos.

¿Los organismos internacionales pretenden realmente revertir este proceso? ¿Hay intención de favorecer los habitantes del campo y el mejoramiento de sus precarias condiciones habitacionales? ¿Dónde están las condiciones necesarias que permitan hacer conciencia sobre la grave problemática del campo, sobre la violación de derechos humanos que ahí prevalece, sobre la responsabilidad histórica que todos tenemos respecto a las condiciones en las que viven indígenas, campesinos y los pequeños agricultores de Asia, África y América Latina?

La convocatoria oficial de Naciones Unidas y los mensajes del Secretario General y de la Directora Ejecutiva del Programa Hábitat destacan la intención de ver campo y ciudad como partes de un todo. Describen una diversidad de interacciones que se dan y podrían darse con mayores inversiones en infraestructura y comunicaciones. Como causa principal de pobreza y atraso rural, identifican la debilidad de vínculos entre ciudad y campo, que impide un intercambio más favorable para los habitantes del campo.

HIC coincide sobre el reto de un enfoque integral de la relación campo-ciudad y sobre la importancia de la interacción humana entre ciudad y campo.

Sin embargo, HIC no puede aceptar que la solución a este problema estructural, de alcances globales, se pueda abordar sin mayor análisis de causas.

HIC considera insuficientes las recomendaciones basadas en buenas intenciones, desvinculadas de lo que realmente sucede en los países pobres. En los países industrializados, el campo está subsidiado y cuenta con apoyos de toda índole. Estos apoyos son negados a los habitantes del campo de los países relegados de este modelo vigente de desarrollo.

Los organismos internacionales y multilaterales han sido creados para velar por la equidad y la justicia entre los pueblos. HIC no puede aceptar, como único camino al desarrollo, la relación directa que hoy se da entre las grandes corporaciones y las ciudades.

HIC cuestiona el establecimiento de condiciones de competitividad entre las ciudades, para captar los favores de los inversionistas trans- y multinacionales, en detrimento de las inversiones necesarias para mejorar las condiciones de vida en los asentamientos marginales y precarios, rurales y urbanos.

Los programas de mejoramiento barrial y de seguridad, hoy en boga en las grandes ciudades, más parecen responder al propósito de dar confianza a los capitales, que de atacar las causas profundas de la desigualdad creciente, que dan origen a la pobreza, al abandono del campo y a la precariedad urbana.

Por estas razones, HIC no comparte la celebración del Día del Hábitat en los términos planteados en la convocatoria de Naciones Unidas.

HIC hace un llamado a sus miembros, aliados y colaboradores a proseguir la campaña realizada el año anterior, ahora bajo el lema “derecho a la tierra y a la vivienda ahora”.

Aprovechemos la diversidad de expresiones en HIC para denunciar la violación del derecho a la tierra y a la vivienda; para evidenciar los impactos sociales de las políticas neoliberales sobre el hábitat popular; para proponer alternativas de producción del hábitat en función y a partir de la gente, en el campo y en la ciudad.

Los desalojos masivos en Asia; la carencia de servicios básicos y de acceso de las mujeres a la tenencia de la tierra en África; la promoción de instrumentos legales, financieros y de toda índole que faciliten los procesos de producción y de gestión social del hábitat en América Latina; la defensa frente a la privatización creciente de las viviendas y equipamientos sociales en Europa y Norte América; la denuncia de los impactos sociales de la guerra y de la violencia en el Medio Oriente. Estos son los temas que convocan manifestaciones y aglutinan propuestas entre las organizaciones y movimientos sociales, ONG y otros actores que conforman la Coalición Internacional del Hábitat.

Enrique Ortiz Flores
Presidente de HIC
4 de octubre de 2004

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